Creo que fue ayer cuando escuché un pedazo del discurso de la vicepresi (aviso: la vicepresi me mola) sobre el tema de Navarra, éste que ahora tanto se lleva sin que yo acabe de conectarme del todo a la razón de su actualidad.
La vicepresi dice que los navarros pertenecen a quien ellos quieren y a quien ellos quieran. O algo así me pareció escuchar. Quieren y quieran: es una figura retórica algo malsonante. Quieren: presente; y quieran: futuro hipotecado ¿al presente? Pero lo mejor es lo de pertenecer: los navarros a quien ellos quieren/quieran; los andaluces, los riojanos, los vascos, los catalanes, los extremeños, los gallegos, los asturianos, los baleares, los aragoneses, los valencianos, los canarios, etc. Lo más extraño es que ya cada discurso, incluso el discurso socialdemócrata que hace tiempo abogaba siempre por la unión de los trabajadores oprimidos y de los peor tratados por el reparto histórico de la riqueza, incluso ese discurso asume ya que sólo la pertenencia tiene algo que decir sobre sí misma. Los navarros opinarán lo que los navarros opinen: maravillosa tautología de la raíz que se enraíza en el territorio navarro. Se riza el rizo de lo navarro, o de la pertenencia en cada caso navarra o de otro lugar, pero entonces váyase usted a decir lo que quiere y lo que quiera a ese lugar. ¿Qué pasó con esos hombres que no pertenecían a un solo territorio sino a muchos? Ni cosmopolitismo ni narices; tal vez ya sólo los castellano-manchegos, los madrileños (ese pueblo chulo por vilipendiado en su falta de raíz) y un trozo de los castellano-leoneses ¿tienen algo que decir o nada sobre sí mismos? ¿O tampoco?
Si tienes un pie allí y otro aquí y una mano fuera de sitio, lo mejor será callar y pasar la bola. Cuando yo iba al cole en Andalucía, me acuerdo de que cantábamos una cancioncilla popular en ese momento: España, unida, jamás será vencida (qué facha suena eso hoy; pero teníamos 5 o 6 años y lo cantábamos mientras jugábamos a V, esa serie de marcianos; ya entonces lo importante era jugar a pelearse). A mí me sonaba rara la canción (quién sabe si ya me sonaba facha) y, para destacar, cantaba Estados Unidos jamás serán vencidos. Qué falta de clarividencia la de los niños, ¿no?
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