jueves, 22 de marzo de 2007

El uso polémico de la razón


EL PAÍS publica hoy un artículo ("Sin vida política", se titula) que reconcilia al lector con el mundo. Pero seamos menos cursis: reconcilia con el buen intelectual, el que analiza y sopesa los hechos, y dice las palabras después de haberlas medido bien y con la intención de que el lector sepa lo que significan, para poder argumentar su opinión, en el caso de que el lector no esté de acuerdo con el escritor en algún punto. Vaya, con Antonio Elorza, en realidad, no hacía falta reconciliarse. Se caracteriza por un inalterable respeto a las reglas de la argumentación racional.


Fue Kant el que defendió, en la Crítica de la razón pura, el uso polémico de la razón, y con un argumento insoslayable: "la razón pura tiene que someterse a la crítica en todas sus empresas. [...] Nada hay tan importante, desde el punto de vista de su utilidad, nada tan sagrado, que pueda eximirse de esta investigación comprobadora y de inspección, de una investigación que no reconoce prestigios personales". Todo el mundo tiene derecho a argumentar su opinión y a que ésta sea a su vez criticada. En cualquier ámbito intelectual, el valor se mide no por el nombre ni por la adscripción política, que expende el certificado de buena o mala conducta, sino por la calidad del argumento y de las respuestas que provoca en los lectores, también ellos intelectuales desde el momento en que se ponen a razonar.


El prestigio de Elorza, ya se ve, es el prestigio de sus argumentos. Su artículo de hoy no habla de la Yihad, que últimamente parece su tema preferido y gracias al que lleva años sumido en una interesante polémica con su némesis, Gema Martín Muñoz, por lo que espero que no se quede en la isla que suele recoger a los moderados. Dice Elorza que no tenemos vida política, sólo acontecimientos políticos. Yo no lo veo exactamente así: ¿es que hubo un tiempo en que la vida política fue sosegada? Pero el argumento es bueno por lo que tiene, sobre todo, de crítica a la estrategia del PP. Ya en los tiempos de Aznar y González se decía que el PP sólo conquistaría el voto mayoritario de hacerse con el electorado de centro, lo que significa: con los electores razonablemente moderados. Pero en España se grita mucho. Y ahora me pregunto si será verdad que Aznar se hizo alguna vez con ese electorado, o si simplemente fue necesario que el PP, al igual que luego el PSOE, "movilizara" a las masas mediante la creación de un clima histérico. ¿Se puede "crear" un clima histérico? ¿O es que nos mola tirarnos de los pelos (no tirarnos pedos, que también solía ser algo muy español)?


En fin: estoy de acuerdo con Elorza en que debemos aspirar a una vida política sin gritos y manotazos (esto lo digo yo, no él). Así que vamos a seguir intentándolo.

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