Víctor Gómez Pin, filósofo, publica hoy un artículo en EL PAÍS, titulado Hombres de voz dura, sobre la cuestión vasca (la de siempre: ¿para qué entrecomillarla?). Leía yo la firme y sana prosa de Gómez Pin cuando llegué a un punto que parecía sumamente importante - allí se mencionaban las "duras voces" del título - pero, como ando todavía dormida, tuve que volver a leer, no fuese que no me hubiera enterado.
Los "hombres de voz dura", me esforcé en comprender, son los militares de todos los países o, bueno, de dos, Francia (que mandó a sus jóvenes a la Gran Guerra, la de 1914) y España (que manda a sus jóvenes guardias civiles extremeños y andaluces a sacrificarse al norte). Pero yo pienso que lo podemos universalizar en todos los militares, ¿no? Estos hombres son indiferentes al sacrificio de vidas jóvenes y hablan a la salida de las capillas ardientes; son indiferentes también a que Gómez Pin y otros intelectuales no puedan darse un abrazo y hablar libre y plenamente de sus perspectivas contrapuestas sobre la cuestión vasca. Ahora volvemos a las cejas levantadas en las calles, a las miradas de soslayo, y a que los hombres de voz dura manden a estos pobres corderos a morir.
Porque allí, en el norte, se muere. Esto es lo que he deducido del asunto, pero no si se mata.
Estos militares, hay que ver cómo son de cabronazos.
4 comentarios:
La historia siempre la escriben los de arriba, con la sangre de la gente del pueblo, los olvidados, los perdidos, los que no constan ni constarán en ningún libro ni acta cuando todo esto (Dios y el diablo mediante) se acabe, espero que pronto. Quedará un número y las caras de asombro de los españolitos del futuro, y quizás alguna gráfica con la estadística de muertes por atentado y por año, y quizás alguien diga: "Mira, pues en aquellos años, del 2003 al 2007, la cosa no fue tan mal... Oye, ¿quién gobernaba?"
Serán tantos que se apuntarán los mismos, sonrisas que quedarán fotografiadas en la portada de algún periódico de tirada nacional (hay varios, ni falta hace mencionarlos), y sobre todo - y esto es lo que más profundamente me indigna y me duele - votos. Muertos por votos.
Quién da más.
La política democrática, en un sistema de partidos, es competencia por votos. Nos gustará más o menos, pero no somos tontos. Y supongo que preferimos eso a que nos digan lo que tenemos que hacer sin ni siquiera competir por nosotros. O, vamos, yo lo prefiero.
Lo que me preocupa es la insistencia de algunos intelectuales en exculpar y maquillar el hecho del crimen. Que los políticos lo maquillen es cosa normal, incluso aceptable, aunque no moralmente (política y moral no son lo mismo, aunque se relacionen). Que los intelectuales exculpen sistemáticamente a los asesinos, se obstinen en utilizar una retórica sentimental y obscenamente falsa, que, en resumen, aporten elementos que distorsionan la verdad en ver de clarificarla, eso es lo que más me impresiona.
O sea que debo de ser muy ingenua, jeje.
Pues ya somos dos.
A qué intelectuales te refieres?
Por ejemplo, al que firma el artículo que he comentado. Y eso que es uno de los más interesantes.
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