Lo más grave no es que el PP se haya apropiado los símbolos de la España constitucional. Ya sabéis: bandera, himno... Eso es razón incluso para alegrarse (al menos intentan apropiárselos).
Lo grave es que la izquierda haya rehúsado utilizarlos y siga en ello. Ya sabéis: en las manifestaciones contra la guerra, en el orgullo gay, contra el hambre, por la paz, etc. La izquierda alternativa cree en un mundo mejor: está en el pasado, en la lucha contra los terratenientes, o en el futuro, cuando ni Dios ni Rey, o en una isla a miles de kilómetros de distancia. Pero no aquí.
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