En un libro que publicó hace algunos años, Heidegger's Crisis, Hans Sluga sitúa a Heidegger en el contexto antidemocrático y nacionalista de la filosofía alemana de la primera mitad del siglo XX (lo de después es otra cosa). Da bastantes datos por los que, desde luego, comprendemos que la afiliación a la ideología nacionalista y luego nazi no fue solamente cosa del conocido profeta Heidegger, sino de la gran mayoría de los filósofos alemanes, incluyendo muchos neokantianos.
Yo considero esa tesis de Sluga irrefutable, sobre todo por los datos que ofrece. Sin embargo, algo falla para mí en el análisis filosófico. Sluga se aferra al análisis de Michel Foucault sobre la modernidad para dictaminar que el fallo de la filosofía alemana es el fallo de toda la modernidad, y en particular de la filosofía del sujeto que se sitúa en el presente. De hecho, Sluga considera que (cito) los pensadores de la crisis, desde Fichte a Heidegger pasando por Nietzsche, son todos esencialmente pensadores modernos.
Recordemos que Fichte fue el autor de los Discursos a la nación alemana, escritos durante la invasión napoleónica y que contienen ya los primeros indicios de un tipo de nacionalismo racial fundado filosóficamente. Recordemos también que los principales impugnadores del sujeto moderno y del presente son precisamente Nietzsche y, sobre todo, Heidegger, quienes creyeron estar dándole la puntilla a la filosofía moderna.
Sluga podría haber citado (pero no lo hace) también a Reinhard Koselleck, que en Crítica y crisis vincula el moderno desarrollo de la razón crítica (desde Bayle hasta Kant) con la filosofía de la crisis y la revolución política. En cualquier caso, para Sluga, la única manera de no pensar la crisis como punto de inflexión que salva y limpia mediante la destrucción es olvidándose tanto del sujeto como de la elevación moderna del presente, es decir, olvidando al individuo que experimenta el presente como el tiempo culminante de su decisión y, por ello, de su libertad. Para llegar a esta conclusión, es obligado suponer no sólo que Nietzsche y Heidegger son pensadores modernos, sino que realmente culminan la modernidad.
Cosa que yo no creo en absoluto. Sluga está llevando a cabo la misma reducción conveniente de la modernidad que efectuó el propio Heidegger y que, desde luego, hace Foucault. Esto es un error, pero yo aún no puedo demostrarlo. Eso sí, basta leer a Kant para saber que Kant y Heidegger no dicen en absoluto lo mismo; basta leer a Hans Kelsen pasa conocer otro tipo de pensamiento moderno en plena crisis del siglo XX.
1 comentario:
un mes ya!! qué horror! eres lo peor, me tienes abandonada... Tendriamos que ponernos un par de dias fijos al mes.
Publicar un comentario