miércoles, 24 de enero de 2007

Propietarios

Dijo Burke, cuando le entró el picor contra la Revolución Francesa (hablamos de allá por 1790 y la revolución recién había comenzado), que "la esencia característica de la propiedad, constituida a partir de los principios conjuntos de su adquisición y conservación, es ser desigual". O sea que si algunos son propietarios de algo, otros no lo son - de ese algo - y tienen que servir. Razón por la cual se considera justificado que tengan menos derechos políticos.

Dijo Bentham, más o menos en la misma línea, que "si todos los hombres tienen todo tipo de derechos de propiedad con relación a todo tipo de propiedad, sin excepción; en una palabra, que todos los hombres tienen derecho a todo", entonces "lo que es derecho de todos no es derecho de nadie". O sea que si se establece algo así como una sociedad igualitaria en cuestiones de propiedad, se acaba la propiedad y ésta pertenece al Estado. Lo cual, para Bentham y otros liberales, acaba en anarquía social y en dominio estatal. Libertad, pero no libertinaje. Porque la libertad es la de los propietarios.
Cuando nuestro Rajoy escribió lo que escribió en los 80 del pasado siglo, no hizo mucho más que articular esa posición clásica y convertirla en natural. Es decir, la típica postura de los liberales reconvertidos a la democracia: igualdad ante la ley, sí, pero cuidado, que hay derechos adquiridos y bendecidos por la historia (como cuando los nacionalistas se apropian del lenguaje y las constumbres, vamos).
Cuando Zapatero dice que cualquier español puede gobernar, cree oponerse a la versión americana de la idea (democrática). Lo dijo en una entrevista a Juan José Millás, también de El País, si no recuerdo mal. Triste rechazo, pero eso ya lo sabíamos.
Pero ahora ni Rajoy ni El País - ni Zapatero - deberían preocuparse más por ese tema manido de la propiedad, porque ya se sabe que todos servimos al capital financiero y a los bancos. Pero eso no significa que cualquiera - cualquier hijo de vecino - pueda gobernar. Esto sigue siendo cierto. Incluso Rajoy podría hacerlo, y seguiríamos siendo asalariados con derecho a voto.

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