Zapatero ha dicho hoy que el pesimismo (leamos la derecha) no crea puestos de trabajo. Lo que no está tan claro es que el optimismo sí los cree.
Antes de la llegada al poder de Zapatero, a principios del siglo XXI en España, un país perteneciente, por poco, al continente europeo, la política la hacían unos señores que estaban siempre cabreados: unos porque no había suficiente justicia ni suficiente igualdad y porque las empresas siempre estaban clamando por despedir fácilmente a la gente, y los otros porque, señores, había que ser serios y que estar técnicamente preparados para afrontar el futuro. La ciencia política se transformó gracias a una sonrisa de ángel. Ahora las cosas se sienten diferentes. Es el poder, pero se trata del poder de la mente.
Yes, we can, dice Barack Obama en Estados Unidos, emulando al ángel. Entre todos podemos sonreír al futuro - esa gran sonrisa para la cámara histórica - y crear puestos de trabajo desde debajo de los pliegues de la sonrisa: trabajaremos juntos por un mundo mejor, otro mundo es posible, en el que colaboremos (¡mágica palabra!) movidos por el impulso cómplice de la mirada de los otros.
(En resumen: Marx era un señor cabreado y desagradable, y los políticos hasta ahora han sido antipáticos).
7 comentarios:
Simplemente: xD
(En cierto modo creo que coincidimos en posts.)
Lo más curioso de este recurso a las palabras bonitas y al "todo se puede decir con una sonrisa" es que la gente se lo traga. Supongo que es normal, cuando se nos dice lo que todos queremos oír (y qué más da que sea mentira, si total).
A mí que me devuelvan a los políticos antipáticos, de izquierdas o de derechas.
(¿Cómo era aquello de que un optimista es tan sólo un pesimista mal informado? Tralará...)
¿No decían que una imagen vale más que mil palabras? Ahora no sólo "vale" sino que las sustituye... Todo es imagen. Y lo mismo pasa con los políticos: ZP es un producto, Obama es otro producto, una canción, un eslogan, un video de Youtube y a vender.
Ay no, no. Critíquese a Zapatero por falta de buenas ideas o de ideas mismas. No será muy difícil. Pero dejemos tranquilas la simpatía y la cordialidad (hablo en general, no del presi en particular). Sus contrarios, la antipatía y la aspereza, suelen considerarse rasgos en vez de llamarlos por su nombre: defectos. Hablo en general, no de Aznar en particular. Y suelen disculparse cuando en realidad son tan innecesarias como insoportables.
Una contribución hippy al denso debate de ideas.
No si es que algunos por criticar...
Con una sonrisa de todas formas no se puede decir todo, pero si que se puede debatir con educación y tolerancia. Y no con crispación. De esa forma (está estudiado, coñe) con buenas formas es más fácil que surgan buenas ideas... y acuerdos!
Está bien, acepto las críticas de di blasino y de Jose acerca de la trivialidad de la crítica: además de desagradable, resulta ineficaz, en determinadas circunstancias, estar cabreado (aunque ¿qué sería de la justicia social y de otros grandes progresos sociales sin la indignación?). Estoy de acuerdo. Pero no todo se puede decir con una sonrisa. Es más, el optimismo, una visión que modifica la realidad según el estado de ánimo, en este caso "animado", valga la redundancia, no crea puestos de trabajo, ni pone comida en el plato, ni paga la factura de la luz. El optimismo sí puede conseguir que se "fomente" el empleo, que salgamos a buscar la comida, o que aceptemos con buen humor la oscuridad. Poco más.
La crítica era trivial porque parecía otorgarle prestigio a los señores enfadados, más aún si se preciaban de una buena gestión. Pero deja de ser trivial en tanto en cuanto se dirige al voluntarismo político, a la idea de que la política se desgasta en la actividad de los buenos deseos. El culpable de esto, por cierto, no es precisamente Marx.
Añado: ¿quién dijo que el pesimismo no crea puestos de trabajo? Que les pregunten a los empleados de las compañías aseguradoras...
Qué mujeres... Venga, va, seamos optimistas: Pablo Baquero lo está celebrando.
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