jueves, 27 de septiembre de 2007

¡Stauffenberg, mi héroe!

Últimamente se habla mucho de Claus von Stauffenberg, coronel del ejército alemán que coordinó y llevó a cabo el atentado contra Hitler del 20 de julio de 1944; y se habla porque el actor Tom Cruise está haciendo una película donde interpreta a su héroe y al héroe de muchos alemanes.
Mucho se ha criticado a Cruise por hacer esta película: pero no por hacerla, sino porque la hace él. Cruise pertenece a la Iglesia de la Cienciología, considerada como una secta en Alemania y otros países, y además es un ser digamos que antipático para gran parte de la población europea y norteamericana: destaca por hacer películas que dan mucho dinero (seamos francos, algunas buenas), por hacer propaganda de la cienciología, por atacar la psiquiatría en general y el tratamiento para la depresión post-parto en particular, por estar supuestamente en el armario gay mientras se lía con diversas actrices esplendorosas, por saltar en los cojines de un sillón gritando "estoy enamorado" en un famoso programa de entrevistas en la tele americana. Así que, debido a todos estos problemas del personaje Cruise, pero sobre todo al cienciólogo, las autoridades alemanas han prohibido que la película se ruede en diversos lugares históricos de Berlín. Y esto ha divertido mucho a las televisiones aquí en Europa.
Se habla mucho de Stauffenberg, el héroe en tiempos de oscuridad; el hijo ha dicho poco menos que la interpretación de Cruise mancilla su memoria. Esos tiempos de oscuridad se han convertido en otro de los tópicos que sirven para denotar toda una época histórica sin hacer mayores referencias: el nazismo, "tiempos de oscuridad". Hannah Arendt dedicó una obra a los Hombres en tiempos de oscuridad, pero desde luego no habló de Stauffenberg ni de nadie que ahora merezca mi atención (ahora, en esta entrada): los hombres de oscuridad eran filósofos y poetas y literatos que iluminaban su época. De Stauffenberg se nos dice que fue un héroe, y sin duda lo fue, según la memoria nacional alemana: al fin y al cabo se lo cargaron un día después de que el atentado fracasase; y a punto estuvo de eliminar a Hitler. Pero la historia y su versión más frívola, el periodismo, no debieran permitirse estos héroes: Stauffenberg organizó el fallido atentado menos de un año antes de que Alemania perdiera la guerra, es decir, cuando la guerra andaba ya perdida o perdiéndose tanto en el Este con los soviéticos como en el Oeste con los americanos; el régimen nazi llevaba once años en el poder y había dado tiempo a mucha, mucha barbaridad; también Stauffenberg había apoyado a los círculos antidemócratas durante la República de Weimar (perteneció nada más y nada menos que al club de los místicos del poeta Stefan George) y aplaudió la llegada de Hitler al poder, al percibir en ella la salvación de la cultura alemana de la falsa y perversa civilización occidental, democrática y liberal; dicen que se alejó del régimen después de la Kristallnacht o Noche de los Cristales Rotos, el boicot que en 1938 (antes de la guerra) se hizo contra los profesionales judíos, pero su rebelión no se produjo hasta 1944, seis años y muchos crímenes después.
Lejos de ser un héroe, Stauffenberg es un buen ejemplo de lo que hizo Hitler con el Ejército - una institución que empezó creyéndose independiente del canciller y que terminó haciéndole un voto de lealtad inquebrantable - y de aquello en lo que algunos miembros del Ejército no quisieron convertirse. Pero no hubo resistencia en Alemania ni Stauffenberg fue su héroe, para nuestra vergüenza.
Sin embargo, en el duelo Cruise/Stauffenberg, los periodistas ya han decidido su voto y tomado posiciones; y gritan lo mismo que el actor americano: ¡Stauffenberg, Stauffenberg!

10 comentarios:

Lenny Zelig dijo...

Veo que vamos conociendo los secretos del dichoso HTLM.

¿Stauffenberg y Cruise? Sólo se trata de cine que, la verdad, no me atrae nada. Pero no entiendo las prohibiciones ni las manos en la cabeza. Si el bueno de Tom está entregado a una secta, pues se recuerda de vez en cuando aunque el hombre no esté en condiciones de entenderlo. Y si existe algún retrato histórico fiable de Stauffenberg –con lo difícil que es retratar humanos y en la distancia— ahora sería un buen momento para conocerlo. Pero no hay que tomarse muy en serio la película. Será la de un superhéroe que pudo haber cambiado un poquito el curso de la guerra, algo que enlaza muy bien con nuestros naturales deseos de acabar con los monstruos de un manotazo, cambiar el triste final de las cosas y sentirnos Superratón por un rato(n). Un simple espectáculo por 6 € para quien guste.

boomer dijo...

A mí me gustaría más que contaran la historia de Georg Elser, un joven carpintero (creo que aún ni lo era) que creó una bomba con sus propias manos y urdió, él solito, todo un plan para cargarse a Hitler antes de que empezara la IIGM. Lástima que al Führer le diera por marcharse 13 minutos antes del mitin que estaba dando... Todo voló por los aires, pero no él.
Cuando estuvimos la primera vez en el campo de trabajo de Dachau, fuimos a Munich, al sitio exacto, y nos contaron la historia. Ahora hay una placa con su nombre.

Al volver de Dachau me pediste que te contara mis experiencias allí, y nunca lo hice. Esta es una de las que más me impresionó y mejor recuerdo.

Anónimo dijo...

Dos temas:

-Tom Cruise es un ser que me resulta antipático. Pero su vida personal no debería impedir que pueda interpretar a cualquier personaje. Es cierto que en el caso de las estrellas, el límite entre actor y personaje se difumina en ocasiones, pero quizás sea más culpa del espectador que del actor. Esto me recuerda a cuando se discutía por algunos sectores de la opinión pública argentina que Madonna fuera adecuada para dar vida a Evita. Después, ella hizo el papel de su vida y se acabó la discusión.

-los tiempos de oscuridad. Aun queda mucho por estudiar sobre como las democracias y las gentes de Europa abrazaron con entusiasmo el fascismo (y otros regímenes totalitarios, como el comunismo de Stalin). Excusarse bajo la expresión "eran tiempos de oscuridad" disfraza el hecho de que personas de todo tipo y condición creyeron en las palabras de Hitler y apoyaron incluso sus planes y objetivos más irracionales. Convertir a Hitler en una especie de monstruo demoniaco es la solución más fácil, pero no olvidemos que, como dices tú, en Alemania no hubo "resistencia" (al menos una resistencia eficaz). Y lo mismo, tristemente, creo que podríamos decir de la España franquista...

my blue eye dijo...

Tiene usted razón en lo del precio de la entrada. Sin embargo, algo más debiera pedírsele a los periodistas que a la superestrella de turno; aunque es cierto que la entrada no es "ni chicha ni limoná".

boomer, apuesto por una película sobre Aun San Suu Ki (consistente en una serie de imágenes que demuestren lo que significa el "arrestro domiciliario").

my blue eye dijo...

ace, sobre Cruise estoy de acuerdo, pero él mismo ha permitido que se difumine la barrera entre otras cosas porque la categoría de "superestrella" no tiene nada que ver, o muy poco, con la del actor.

No puedo estar más de acuerdo con tu comentario sobre la oscuridad retórica de los "tiempos de oscuridad". Aunque sí creo que empieza a haber abundante bibliografía sobre este tema, que quizá nunca pueda resolverse "del todo" (en la medida en que algún asunto del pasado se resuelve mediante el conocimiento).

Nootka dijo...

A mi Tom no me parece buen actor, y respecto a que sea de la cienciología creo que es cosa suya. No sé si ha usado su fama como actor para promover los pilares de esta extraña filosofía, algo irresponsable en cuestiones de salud.
Supongo que la historia se va reiventando. Dentro de poco resultará que los alemanes, en realidad, odiaban todos a Hitler y estaban subyugados, o que les narcotizaron cuando iban a votar. Como en una telenovela, que el galán era narcotizado y se casaba con la mala, pero que en verdad el no quería.
Esperemos que la peli sea entretenida. A veces pienso que los cineastas deberían tener un código ético para hacer películas históricas. Sobre todo cuando veo las de Mel Gibson

Christian dijo...

Creo que tenemos una imagen distinta a lo que es un héroe. En Stauffenberg se conjuga el héroe (aquel sujeto que ante un dilema ético opta por una de las alternativas aun sabiendo del destino que le está deparado, en este caso la muerte) y una faceta práctica (el complot no se iba a limitar a asesinar a Hitler sino que era un verdadero golpe de estado en plena guerra para firmar la paz con los aliados anglosajones y proseguirla con el totalitarismo soviético). Stauffenberg es un personaje especial y que ilumina una postura política: la reaccionaria, ¡y a mucha honra!, ya que la República de Weimar fue, en no poca parte, responsable del ascenso al poder del nazismo. Y en cuanto a Tom Cruise, esperemos la película a ver que tal lo hace.

my blue eye dijo...

Christian, una frase de su comentario me ha llamado la atención: "la República de Weimar fue, en no poca parte, responsable del ascenso al poder del nazismo". La República de Weimar no era una persona, por lo que en ningún aspecto pudo ser responsable del ascenso del nazismo. Sí lo fueron una serie de sujetos, algunos de ellos, desde luego, partidarios del comunismo soviético y que hicieron juego sucio, el mismo juego sucio - y muy sucio - que hizo la derecha reaccionaria. Es cierto que hubo pocas personas en la República de Weimar dotadas de cierto sentido de la responsabilidad ante la democracia alemana, la mayor parte de ellas socialdemócratas y algunas de la derecha católica y protestante.

Yo no le veo la honra a la derecha reaccionaria, por ningún sitio, ¿qué quiere que le diga?

Anónimo dijo...

Creo que es héroe. Debió tener muchas agallas para intentar matar al mismísimo Fuhrer!
Hasta hice una representación como tributo a él!
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Romina dijo...

¡Gran hombre por cierto! Gracias por dedicarle su post.